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domingo, 7 de diciembre de 2008

Contra el cibercrimen

Una mujer que en Estados Unidos incitó el suicidio de una niña de 12 años por la red social MySpace y, la venta de un bebé por Internet en Holanda serán el tipo de crímenes que desde esta semana la Unión Europea (UE) perseguirán con ciberpatrullas en Internet. La gama de delitos que se cometen en el mundo virtual es amplia -pornografía infantil, plagio, acoso sexual, chantaje y varias modalidades de robo- y podrán reportarse ahora a una central de operaciones: Europol.

El phishing, o la suplantación de la identidad de los e-mails y páginas de Internet de bancos y corporaciones, y otros delitos, como la comunicación entre terroristas y redes de prostitución y trata de blancas, se atacarán en un trabajo conjunto de los países de la UE. Esta iniciativa es un paso adelante hacia la necesidad de instaurar una legalidad adaptada a la específica realidad de Internet: su masiva penetración, acceso ilimitado a hogares y personas y su elusivo control. Retos como el uso de sitios públicos de la red, las dificultades en el rastreo electrónico y la creación de nuevas leyes contra el robo de objetos virtuales, por ejemplo, hacen parte del proyecto, cuyo desarrollo se prolongará por cinco años.

Algunos de los casos parecen de ciencia ficción. Este año, en el sitio Second Life, un joven -o, más exactamente, su 'avatar', su doble en esa realidad virtual- entró a un almacén, también virtual, y robó objetos que no eran más que pixeles. Como estos objetos tenían un valor real, otro 'avatar' condujo a la policía a un joven que fue responsabilizado por el crimen de su 'álter ego'.

Otro delito, cometido por una mujer europea, que vendió a su bebé a una pareja de holandeses por Internet, revela un vacío en el sistema. Que no solo es virtual, sino real, pues no existe en las leyes europeas castigo contra la venta de un neonato -muchos menos por la red-. La web ha absorbido buena parte de lo que se puede necesitar en la vida diaria: interacción social, transacciones bancarias, compras -desde un libro hasta una casa-, acceso a revistas, sistema de llamadas telefónicas... Ahí radica la importancia de que estas ciberpatrullas, de la mano de las empresas proveedoras y de la policía de cada país, identifiquen, persigan y capturen a los cibercriminales.
Las actividades cibercriminales no son nuevas. Los cafés internet fueron herramienta de comunicación fundamental para los terroristas que planearon y ejecutaron el ataque a las Torres Gemelas. Desde esas brechas de seguridad hasta la infidelidad son problemas tangibles para el vacío legal que impera hoy en la web.

Los países de la UE deben aunar esfuerzos para establecer pautas comunes y resolver el hecho de que sus sistemas legales no son idénticos. ¿Cómo perseguir a un delincuente que ataca una página de Internet con sede en Francia, pero desde un computador en Inglaterra? Más aún: ¿y si lo que hace no es tipificado como delito en Inglaterra, pero en Italia sí? Grandes retos enfrentan estas ciberpatrullas europeas, pero su existencia es ya una luz de esperanza para el mundo "sin dios ni ley" de Internet. Son un embrión de sheriff en el 'salvaje Oeste' de la red.
El pánico que creó un norteamericano al difundir por correos electrónicos la falsa información de que miles de compotas Gerber estaban envenenadas terminó en los estrados judiciales de E.U. De igual forma, los criminales más antiguos de este mundo joven, los hackers, dedicados a infiltrar páginas y a robar información, perderán la libertad de acción que les ofrecía ese Internet desprotegido de antaño.

De nada servirían estas patrullas virtuales si los cibernautas no toman medidas de protección. Los usuarios deben blindarse ante la arremetida de estos bandoleros del clic. Sorprende la cantidad de información personal y sensible que la gente publica en sitios como Facebook, donde la facilidad de "hacer amigos" esconde a no pocos acosadores, ladrones y delincuentes sexuales.

El bullying, o acoso escolar, encuentra también en Internet un ideal caldo de cultivo para que los estudiantes se agredan y pongan en línea videos, fotografías e información que atenta contra el buen nombre de sus compañeros de estudio, sin mayor control de padres y adultos. Este fenómeno ya está presente en muchos colegios del país, cobra víctimas y ha sido denunciado por organizaciones de padres de familia. Otro frente de ataque de las ciberpatrullas.
La confianza de las transacciones financieras en Internet aún es muy baja, por ejemplo, entre los colombianos. De los pocos con acceso, la mayoría prefiere pagar por ventanilla a hacerlo desde el portal del banco. De igual forma, temen comprar por Internet por el riesgo de que un hacker descifre las contraseñas de sus tarjetas. Si bien las precauciones son aconsejables, la percepción de falta de autoridad y protección reduce los niveles de penetración de estos nuevos servicios. Los gobiernos del mundo entero deben seguir el ejemplo de las ciberpatrullas europeas cuanto antes: Internet no es ya un apéndice, sino sostén del mundo real.

En Colombia la Policía Nacional ha implementado en su página el CAI VIRTUAL , donde se puede interactuar con detectives dedicados a investigar y a luchar para controlar el delito informático y también están conectados con Europol.
Visto en: El Tiempo

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