
Han transcurrido 35 años desde que se enfrentó al desafío de remodelar un auto antiguo. Le cambió el rostro y el alma a un Chrysler modelo 1928, azul y de propiedad del conocido constructor Pedro Gómez. Durante este tiempo, por sus manos han pasado 14 vehículos, algunos de ellos clásicos.

Álvarez empezó en el difícil y exigente trabajo de la restauración como ayudante en una empresa llamada Marcali, donde tuvo la oportunidad de conocer las herramientas, sus diámetros y la habilidad para utilizarlas. Tiempo después decidió arrancar en solitario.
En un estrecho taller del barrio los Alcázares, duermen los pacientes de cuatro ruedas a la espera de ser intervenidos por Álvarez, que a propósito, sólo tiene un cliente. "Es un señor que regularmente me trae vehículos para que se los restaure. Ya tengo trabajo para ocho años con él", dice.
Es mi abuelo
ResponderBorrares mi abuelo
ResponderBorrarEs el abuelo de Dani ❣
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